CASO 1.
Raquel es una buena estudiante de la Universidad, pero su familia tiene problemas económicos importantes, y ella piensa dejar sus estudios para ponerse a trabajar y contribuir con el gasto familiar, pero también se da cuenta que el estudio es importante y que ayudará más a su familia si en el futuro logra tener una profesión.
¿Qué crees que puede hacer Raquel? ¿Cómo puede tomar la mejor decisión? ¿Cuáles disciplinas filosóficas entran en juego en este caso? ¿Cuáles fuentes de verdad estàn relacionadas en este caso?
CASO 2.
¿Debo ser polígamo?
En una ciudad al sur de Estados Unidos, vivía Joaquín, uno de los refugiados salvadoreños que se instalaron allí durante la guerra civil. Iba a cumplir los 65 años de edad y estaba, desde 1993, casado con Colette, una dependienta de comercio norteamericana. Un día se presentó en su casa Manuela, una salvadoreña de 60 años con quien Joaquín se había casado en 1975.
¿Qué hacer? La poligamia está prohibida. Pero los sentimientos también cuentan, y ambas mujeres tenían motivos para abandonar a Joaquín y a la vez para seguir a su lado. Joaquín se hallaba en la perplejidad: “Si elijo a manuela, soy injusto con Colette; y si elijo a Colette, soy injusto con Manuela. ¿Es que estoy obligado a elegir el mal? ¿Debo ser polígamo?
¿Que disciplinas filosòficas aparte de la lógica están en juego en este caso? ¿Cuàles fuentes de verdad podrían iluminar mejor este caso? ¿Còmo podrìa Joaquin tomar la mejor solución?
CASO 3.
Fernanda esperaba impaciente que entrara el Dr. Hernández: no podía evitar la
emoción y la ansiedad que preceden a una ecografía, aun cuando no era su
primer, sino segundo embarazo.
Se abrió la puerta de la consulta y al ver la sonrisa del doctor,
Fernanda no dejaba de sonreír, la maternidad la cautivaba con todos sus
matices: los kilos de más, los vómitos matutinos, su cuerpo moldeándose para
dar forma a una nueva vida, incluso el gel helado que cubría ahora su vientre.
Pero algo andaba mal, el doctor llevaba demasiado rato meditabundo y en
silencio, y al escudriñar su rostro no pudo evitar descubrir cierta desazón.
Rodrigo pareció notar algo parecido:
-Doctor ocurre algo?
Un poco sobresaltado respondió: la verdad es que la imagen revela una
discordancia entre el tamaño del embrión y la edad gestacional, o sea lo que
quiero decir es que el porte de su hijo no es el que debería para esta etapa del
embarazo. Sin embargo no es nada por lo que alarmarse de sobremanera,
significa que estaremos más pendientes, y haremos un par de estudios, les
parece?
-Claro doctor, lo que usted estime conveniente.
Entre las semanas siguientes se demostró una placenta anormal,
hiperrefringente con ovarios quísticos y gonadotrofinas elevadísimas. Esto
último produjo en Fernanda una tirotoxicosis secundaria, la que se trató con
propiltiouracilo. La espera hasta la semana 16 pareció eterna y, aunque
Fernanda se sentía mejor, su esperanza de que no hubiese problemas se hacía
cada vez más fuerte. Sin embargo el hallazgo ecográfico de una anomalía en el
cráneo era indicador de una posible alteración cromosómica. Ambos aceptaron
continuar el estudio de modo que se realizó una amniocentesis y un FISH que
confirmaron una triploidía XXX para todas las células analizadas.
El Dr. Hernández les explicó detalladamente que lo que mostraban los análisis
era un feto incompatible con la vida y que cuando naciera podía no mostrar
alteraciones físicas considerables. Pero el problema radicaba en que tendría un
retardo severo del crecimiento y una vez producido el parto sería incapaz de
vivir más de minutos.
-¿Pero, ni siquiera unas horas? No le pido un día, sólo horas…
-No, me temo que no.
Fernanda incrédula miraba fijamente su abdomen, Rodrigo de pie a su lado
tenía una mano apoyada sobre su cabeza y la otra sobre su hombro. Todo era
pena y desconcierto. Para Fernanda esto era irreal, no podía ser…¿cómo?, si
ella sentía todo ¿cómo no se dio cuenta?
Luego de un rato en el que el doctor les dio cierto espacio para asimilar el
primer golpe, Rodrigo lo miró, y agregó:
-Doctor ¿Qué sugiere?
-La verdad es que existe la posibilidad de que continuando el embarazo se
ponga en riesgo a Fernanda.
Interrumpiéndole con cierto temblor en la voz, Rodrigo preguntó:
-Cómo doctor…riesgo?, qué clase de riesgo?
-En estos casos la madre puede sufrir una pre-eclampsia y posterior eclampsia,
que en términos concretos son crisis hipertensivas que hasta pueden llegar a
ser mortales para la madre.
Ambos palidecieron, Fernanda no dejaba de mirar hacia su vientre.
-O sea doctor, lo que usted sugiere es que terminemos con el embarazo?. Pero
si yo me siento bien…no he tenido ningún problema, no he tenido dolores de
cabeza…nada de nada. No podría estar mejor.
-Fernanda, puede que no se haya manifestado aun, pero continuar en este
estado puede llevarte a una crisis hipertensiva en la que las posibilidades de
revertirla son bastante bajas. Yo sé que es muy difícil de enfrentar todo de una
vez: la noticia del embarazo con un feto enfermo y el riesgo para tu salud. Pero
entiende que como médico tengo el deber de explicarte directamente como son
las cosas.
Se fueron de la consulta en un estado de automatismo total. Ya en su casa se
sentaron a almorzar, la muerte ocupando el tercer asiento, como un invisible y
silencioso convidado de piedra al que ninguno quería nombrar por miedo a que
de un momento a otro se materializara. Masticaban la comida con lentitud,
como si los movimientos rítmicos hicieran más tolerable la tarea y dejaran
espacio para que la mente se ocupara en otras cosas.
Decidieron entre ambos hablarlo con sus padres y amigos, necesitaban consejo
y exteriorizar aquellos temores que no se permitían decir. El aborto les pareció
a todos la respuesta más lógica, pero la sensación de tener un corazón de
plomo no se aliviaba en ninguno de los dos padres.
Finalmente asumieron el riesgo de esperar, bajo vigilancia médica muy cercana,
sin plantearse la posibilidad de interrumpir el embarazo si no había ya una pre-
eclampsia establecida. Eso ocurrió a las 21 semanas de gestación, con alza de
presión arterial y proteinuria elevada. La indicación de interrumpir el embarazo
ya no admitía discusión, lo que ellos comprendieron y con dificultad aceptaron.
Hospitalizada hace un par de horas, el momento había llegado y una vez más la
realidad los golpeaba de manera implacable. Sonrieron cansadamente: el
proceso había sido largo y mentalmente agotador, aun sabiendo que no había
otro escenario posible y a pesar de estar tranquilos con la decisión, no podían
dejar de sentir una pena infinita.
Antonia nació por una microcesárea con 320 grs., fue bautizada por su padre,
vestida, tomada y acariciada por Fernanda y Rodrigo, y falleció a los pocos
minutos de vida. Fue velada y sepultada al otro día por sus padres, hermana y
familiares cercanos. Con pena pero en paz, expresaron después que su hija
será siempre parte de sus vidas.
¿QUE DISCIPLINAS FILOSOFICAS ENTRAN EN JUEGO EN ESTE CASO? ¿SE TOMO LA MEJOR SOLUCION? JUSTIFICAR LA RESPUESTA
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